Bueno gente...si aún recodáis mi último relato donde os cuento mis problemas de salud física, allá van nuevas de este tema.
Mi médico de cabecera decidió mandarme a urgencias en vez de a dermatología, porque allí igual me tocaba esperar dos o tres meses hasta que me citaran y me hicieran el reconocimiento de la piel. Así que no me quedó otra que irme coja perdida en ese momento, cerca de la una de la tarde, sin desayunar ni comer al 42, que menos mal que paraba ahí mismo, pero tuve que preguntar a la gente donde tenía que bajar para ir al Hospital clínico, y a la pareja de cincuentones o sesentones que pregunté poco caso me hacía, y no se aclaraban ni ellos, menos mal que la mujer del asiento de enfrente y otra mas que había cerca de pie, escucharon la cosa a tiempo, y me ayudaron, diciéndome que no bajase ahí que me caía muy lejos aún, y que ellas me dirán donde debo bajar para andar lo mínimo hasta el hospital. El camino se me hizo muuuuyyy largo, pero cuando al fin bajé del bus y entré allí, resulta que tenía que dar toda la vuelta para poder llegar a la zona de urgencias. Me cagué en todo, porque el pie me dolía bastante, y encima tuve que andar un rato más cojísima.
Cuando logré entrar a urgencias(al lado del tanatorio), primero tenía que pasar a que me cogieran los datos, después, a un cuartito para que les informara un poco de mi problema, y después entregar los papeles que me dieron a un celador de fuera para que me llevara a la sala de espera que me correspondía.
Una vez ahí, había unas siete personas más o menos esperando, y tuve que esperar a que me llamaran desde las 13.30 h hasta las 14.45 h, empezó a entrarme hambre, pero no había nada que comer.
El ir y venir de la gente me estaba poniendo nerviosa, solo veía pacientes en camillas entrando y saliendo, y pacientes en sillas de ruedas que no podía estar quietos, no hacían caso a los médicos ni familiares, y claro, después pasa lo que pasa. Mientras hablaba con una amiga la gente me miraba y se quejaba del sonidico de los sms, hasta que bajé el dichoso volumen.
Una vez dentro de la consulta del médico de urgencias(médica más bien) comenzaron las típicas preguntas, después pasé a la camilla, me miraron bien mis pies y manos, y me hicieron una cura en el pie con suero fisiológico y Diprogenta, que es una pomada especial, que cuesta un pastón, y fue una de las cosas que me recetó. También me cogieron una muestra de mi pie para analizar, y en una semana tendré los resultados. En las manos me echó Vetadine en liquido con jabón, y me puso dos vendas distintas en el pie, una suave y pequeña, y una normal de las que se pegan, envolviendo esa otra y todo mi pie, incluido mi tobillo, tapándome los deditos, también con ampollicas.
Fue un vendaje tan gordo, fuerte e incómodo que no me entraba en la zapatilla, imaginaros de que malas maneras tuve que meter el pie ahí, con el talón fuera, yendo coja perdida otra vez, a cogerme el 22, y después el 31 para poder llegar a mi casa.
Dos pomadas distintas, una para las manos y otra para los pies, que es la que usaron ellos en mi cura, la carísima, unas cápsulas para los picores, y una crema regeneradora, fue el resultado de mi visita a Urgencias, donde lo pasé jodidamente mal, y encima aún no acabé de andar, para poder ir a la farmacia a por todo.
Ahora no me queda otra que estar el máximo tiempo posible con el pie en reposo, dándome todas las pomadas y vendarme el pie una vez al día, ¡y menos mal que solo una vez al día!.
En fin blogueros y blogueras, esta es mi historia real, y os la cuento, a pesar de que a muchos puede que no les interese jejeje, como puede ser algo lógico y normal. XD
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